Lamine Yamal arma su propio “equipo” en la gala del Balón de Oro: sin Nicki Nicole, pero rodeado de 12 familiares

El joven jugador del FC Barcelona recibe el Trofeo Kopa al mejor futbolista sub-21 del mundo en una noche histórica para el deporte español.

No sueño con tener un Balón de Oro, sueño con tener muchos. Creo que tengo la capacidad para hacerlo; si no lo logro, será porque no he hecho las cosas bien”. Así se confesaba Lamine Yamal hace apenas unos días en el pódcast Resonancia de Corazón, de José Ramón de la Morena. Este lunes, el prodigio del FC Barcelona demostró que va por buen camino: aunque el Balón de Oro absoluto fue para Ousmane Dembélé, el joven delantero catalán se llevó uno de los galardones más prestigiosos de la velada: el Trofeo Kopa, que distingue al mejor futbolista menor de 21 años del mundo.

La ceremonia, celebrada en el Théâtre du Châtelet de París, coronó así a quien muchos consideran el sucesor natural de Messi y Cristiano Ronaldo. “Buenas noches. Muchas gracias a France Football por este premio. Es un orgullo estar aquí otra vez. Quiero agradecer al Barça, a la Selección y, sobre todo, a mi familia, que me acompaña hoy. Estoy muy orgulloso de ellos”, dijo Lamine emocionado al recoger el trofeo de manos del exdefensa francés Raphaël Varane, retirado hace justo un año.


Una familia en primera fila

El jugador viajó a París acompañado por una comitiva que bien podría formar su propio once titular. Entre los 20 acompañantes que se desplazaron hasta la capital francesa, había 12 familiares, su equipo de comunicación y un DJ amigo, pero no Nicki Nicole, cuya posible aparición junto al futbolista había generado gran expectación.

Yamal quiso vivir su noche más importante rodeado de los suyos. En la alfombra roja brilló su madre, Sheila Ebana, a quien el futbolista describe como su “reina” y “lo que más quiero”. Ella posó sonriente junto a su actual pareja y el pequeño Kenay, de tres años, el hermano menor y ojito derecho del jugador.

También estuvo presente la rama paterna, encabezada por su padre, Mounir Nasraoui, y su abuela Fátima, la otra gran figura de su vida. Mounir no dudó en fotografiarse con Andrés Iniesta y en aprovechar la estancia en París para encontrarse con el rapero La Fouine, mientras el resto del clan familiar se mantenía discretamente en segundo plano, dejando todo el protagonismo al joven prodigio blaugrana.


Una noche dorada para el fútbol español

La gala de France Football fue, además, un rotundo triunfo del deporte español. Aitana Bonmatí, la gran estrella del FC Barcelona y de la Selección, ganó su tercer Balón de Oro, consolidándose como una leyenda del fútbol mundial.

“No me quiero olvidar de mi gente, de mis raíces. Gracias a mis padres, a mis amigos de Ribes y a todos los que me ayudan cada día a ser mejor jugadora”, expresó emocionada al recibir el trofeo de manos de su ídolo, Andrés Iniesta.

Por su parte, la joven Vicky López, también del Barça, se alzó con el Trofeo Kopa a la mejor jugadora joven, confirmando la hegemonía del talento español en el fútbol formativo.

Y la emoción continuó con Luis Enrique, que se llevó el premio al mejor entrenador del año y el Trofeo Sócrates, un reconocimiento a su compromiso social con la Fundación Xana, creada en memoria de su hija y dedicada a ayudar a niños con enfermedades graves.


El futuro ya llegó

A sus 17 años, Lamine Yamal ya se ha convertido en una de las mayores promesas del fútbol mundial. Su madurez, talento y humildad han conquistado tanto a los aficionados como a los veteranos del vestuario. Y si algo quedó claro en París, es que el futuro del fútbol —y especialmente el del español— tiene nombre y apellido.

“Esto es solo el comienzo”, dijo el joven delantero tras la gala, rodeado de su familia y con el trofeo en la mano.
Y probablemente tenga razón: lo suyo, como él mismo soñó, no es un Balón de Oro.
Sino muchos.

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