Así construyó su leyenda Robert Redford, uno de los actores más atractivos y carismáticos de la historia del cine

El actor y director ha fallecido a los 89 años, dejando tras de sí una huella imborrable.

El mundo del cine despide hoy a una de sus figuras más emblemáticas. Robert Redford ha fallecido a los 89 años mientras dormía en su casa de Utah. Con su partida se va un icono eterno de Hollywood, recordado no solo como un intérprete y cineasta excepcional, sino también como un símbolo de elegancia, compromiso y talento que marcó a varias generaciones.

Los inicios de una estrella

Nacido el 18 de agosto de 1936 en Santa Mónica (California), en el seno de una familia de clase media, Redford fue un artista hecho a sí mismo. Su vocación creativa se despertó muy pronto y, tras una juventud marcada por la rebeldía y por la muerte prematura de su madre, se trasladó a Nueva York para estudiar arte y diseño en el Instituto Pratt de Brooklyn. Allí, casi por casualidad, descubrió su verdadera pasión: la interpretación.

Su primera oportunidad llegó en 1959, en Broadway, con la obra Tall Story. Aunque su papel era mínimo y sin diálogo, fue el punto de partida de una carrera imparable. Siguieron producciones como Sunday in New York (1961) y, finalmente, su gran éxito teatral con Descalzos por el parque (1963). Paralelamente comenzó a aparecer en televisión, en series tan populares como Playhouse 90, Perry Mason, Maverick o Alfred Hitchcock presenta.

La conquista del cine

Redford debutó en el cine en 1962 con War Hunt. Poco después protagonizó La rebelde junto a Natalie Wood y la adaptación cinematográfica de Descalzos por el parque (1967), donde compartió cartel con Jane Fonda, una colaboración que se repetiría en varias ocasiones.

Su gran salto al estrellato llegó en 1969 con Dos hombres y un destino, donde interpretó a Sundance Kid junto a Paul Newman. El éxito fue rotundo, y la química entre ambos los llevó a repetir dúo en El golpe (1973), cinta que obtuvo diez nominaciones al Oscar, incluida la primera de Redford como mejor actor.

En los años siguientes consolidó su estatus con títulos como El gran Gatsby (1974), Todos los hombres del presidente (1976), al lado de Dustin Hoffman, y El descenso de la muerte (1969), el primer filme producido por su propia compañía, Wildwood Enterprises. Todos los hombres del presidente, inspirada en el caso Watergate, se convirtió en una referencia cultural y reafirmó su prestigio como actor comprometido y meticuloso.

El salto a la dirección y el nacimiento de Sundance

A comienzos de los años ochenta, Redford dio un giro decisivo a su carrera. En 1980 debutó como director con Gente corriente, película que le valió el Oscar al mejor director. Le siguieron obras tan notables como El río de la vida (1992), Quiz Show (1994) o El hombre que susurraba a los caballos (1998), confirmando su talento tras las cámaras.

En paralelo, fundó el Instituto Sundance, concebido inicialmente como un espacio de formación para jóvenes cineastas en Utah. Con el tiempo, esa iniciativa dio origen al Festival de Cine de Sundance, hoy uno de los eventos más prestigiosos del cine independiente a nivel mundial.

Activismo, reconocimiento y legado

Más allá del cine, Redford destacó como activista y filántropo, especialmente en defensa del medio ambiente. Su compromiso con la naturaleza y las causas sociales le valió múltiples reconocimientos, entre ellos el Oscar honorífico (2002), el César Honorífico y la Medalla Presidencial de la Libertad, entregada por Barack Obama.

“Su lucha por la preservación del medio ambiente será un legado perdurable, al igual que sus películas galardonadas y su apoyo pionero al cine independiente”, destacó Obama en el acto de entrega. “Su arte y su activismo han moldeado el patrimonio cultural de nuestra nación, inspirando a millones a reír, llorar y reflexionar”.

El adiós de un mito

En 2018, Redford anunció su retirada del cine con The Old Man and the Gun, una película que parecía escrita para él: la historia de un forajido encantador, libre y rebelde. Un año después, sorprendió con una última aparición en Vengadores: Endgame (2019), su despedida definitiva de la gran pantalla.

Hoy, el mundo recuerda a Robert Redford como uno de los actores más atractivos, talentosos y comprometidos del siglo XX. Su nombre queda ligado para siempre a la historia del cine, no solo por sus personajes inolvidables y su magnetismo en pantalla, sino por su inquebrantable defensa del arte, la libertad y la naturaleza.

Robert Redford ya no está, pero su legado sigue vivo —en cada película, en cada mirada y en cada historia que inspiró.

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