Padre e hijo no coincidían desde febrero de 2024, cuando el duque de Sussex viajó a Londres tras enterarse de que el Rey padecía cáncer.
Finalmente, el esperado encuentro se ha producido. Con Carlos III de regreso en Londres y el príncipe Harry libre hasta las seis de la tarde, solo hacía falta la voluntad de ambos para hacerlo posible. El monarca volvió a la capital tras su estancia en Balmoral, mientras que su hijo abandonó apresuradamente un acto alrededor de las tres de la tarde alegando que tenía otro compromiso. Ese compromiso era, precisamente, lo que todos aguardaban: una cita en Clarence House.
Harry fue visto llegando en coche a la residencia sobre las 17:20 horas. Poco antes, a las 16:00, aterrizaba el Rey procedente de Aberdeen (Escocia). En total, padre e hijo pasaron juntos unos 55 minutos. No disponían de mucho más tiempo, ya que el duque tenía previsto asistir a un evento a las 18:00. En la recepción de los Juegos Invictus a la que acudió después, respondió brevemente cuando le preguntaron por la reunión: “Él está muy bien, gracias”. Por ahora no han trascendido más detalles sobre la conversación, aunque el encuentro ya supera en duración al que mantuvieron hace 19 meses, que no pasó de los 45 minutos.
Desde aquella visita de febrero de 2024, cuando el duque de Sussex viajó desde California tras conocer la enfermedad de su padre, no se habían visto en persona. En su entorno siempre se ha insistido en que Harry mantiene su disposición a una reconciliación. Él mismo manifestó a la BBC en mayo su deseo de acercamiento: “Me encantaría reconciliarme con mi familia. No tiene sentido seguir peleando; la vida es demasiado valiosa”. Sin embargo, según el diario ABC, el príncipe habría llegado a Londres con tres condiciones sobre la mesa.
La primera está relacionada con un tema esencial para él: la seguridad. Harry exige que tanto su protección como la de su familia queden garantizadas y costeadas por el propio monarca. Por ahora se desconoce cómo se ha gestionado su seguridad durante este viaje. La segunda condición se refiere a la prensa, un asunto que siempre ha sido fuente de conflicto para el duque. Quiere que Buckingham controle los contactos con los medios para evitar filtraciones procedentes de distintas oficinas de la Casa Real. La tercera tiene que ver con el protocolo: solicita que Meghan Markle recupere el tratamiento de Alteza Real. Son demandas complejas para el soberano, aunque podrían ser objeto de negociación.
En cambio, no hay señales de un posible acercamiento con su hermano, el príncipe Guillermo. Curiosamente, sus agendas han coincidido en una especie de “juego del gato y el ratón” durante los últimos cuatro días, con actos separados en distintos puntos del Reino Unido. Incluso el lunes, cuando se cumplieron tres años del fallecimiento de Isabel II y Harry acudió a Windsor a depositar flores sobre su tumba, los príncipes de Gales —que viven muy cerca— no estaban en su residencia en ese momento.
