El rey Juan Carlos también habla de Diana de Gales en sus memorias: «Fría, taciturna, distante, salvo cuando había paparazzi»

Todo el mundo sabía que el matrimonio entre los príncipes de Gales estaba roto cuando pasaron varios veranos en el Palacio de Marivent entre 1986 y 1990.

Tanto biógrafos británicos como historiadores españoles coinciden en que no hubo nada casual en aquellos veranos en los que Carlos y Diana, entonces príncipes de Gales, se instalaron en el Palacio de Marivent invitados por el rey Juan Carlos y la reina Sofía. Más allá de los lazos de sangre, de las excelentes relaciones entre ambas monarquías y de los generosos consejos que Isabel II dio al monarca español en los comienzos de su reinado, lo cierto es que esos viajes tenían un objetivo claro: intentar salvar un matrimonio, el de los Gales, que todos daban por roto. De aquella etapa teníamos la versión de la princesa Diana, que confió su relato a Andrew Morton en 1992, pero ahora, gracias a las memorias del rey Juan Carlos —cuyos extractos han adelantado los franceses Le Point y Le Figaro— conocemos algo que nunca se había hecho público: la opinión que el entonces jefe del Estado, hasta 2014, tenía de la princesa británica, y además desmiente uno de los grandes rumores de la época: un presunto romance con ella.

«Fría, taciturna, distante, salvo cuando había paparazzi»

Rey Juan Carlos

Los príncipes de Gales debutaron en la residencia de verano de la Familia Real española en 1986 y regresaron juntos en otras tres ocasiones hasta el verano de 1990. Fue entonces cuando se tomaron esas fotos icónicas de Diana de Gales a las puertas de Marivent, guapísima y abrazada al príncipe Harry, visiblemente abrumado por la atención de los fotógrafos.

En el libro titulado Réconciliation. Mémoires. Juan Carlos I d’Espagne, escrito por la periodista francesa Laurence Debray, el rey describe a la princesa, fallecida en 1997, como una mujer «fría, taciturna, distante, salvo cuando había paparazzi» y niega haber tenido un affaire con ella, un asunto sobre el que se viene especulando desde finales de los años ochenta. Esto encaja plenamente con lo que Diana contó a Andrew Morton en 1992 en el libro que cambió para siempre la narrativa sobre la monarquía británica. «La opinión pública pensó que Diana había ideado esas vacaciones de cubo y pala en Mallorca para escapar de los rigores de Balmoral, pero las vacaciones habían sido idea del príncipe Carlos. Hubo incluso ridículas habladurías que relacionaban románticamente al rey Juan Carlos con Diana; en realidad, el rey se llevaba mejor con Carlos que con la princesa, quien lo encontraba demasiado playboy para su gusto», recuerda Morton en una obra que, conviene recordar, tras la muerte de Diana se supo que había sido prácticamente dictada por ella misma mediante unas cintas que salían a escondidas del Palacio de Kensington.

«La reina Isabel les había informado sobre las dificultades que atravesaba el matrimonio de los Gales»

Fernando Rayón

En ese libro, Diana de Gales relata cómo, en aquel momento concreto, tenía la confianza y la autoestima completamente hundidas. Recuerda que estuvo enferma la mayor parte de los días (en esa época sufría gravemente de bulimia), mientras su marido, el príncipe Carlos, era agasajado por sus anfitriones. Curiosamente, por entonces dentro de la familia le sugerían que se comportara más como Fergie, más atrevida y desenfadada; quién lo diría ahora, cuando Sarah Ferguson está envuelta en un escándalo sin precedentes.

En cuanto al trato que el rey Juan Carlos y la reina Sofía dieron al príncipe de Gales, poco hay que añadir: son familia. Todos descienden de la reina Victoria, el duque de Edimburgo nació en el seno de la familia real griega y la reina Isabel II apoyó, en la medida de lo posible, la llegada y consolidación de Juan Carlos en el trono español. Biógrafos como el reputado Robert Hardman, al repasar la vida de Isabel II, señalan que ella era generosa a la hora de compartir su experiencia y que, en los primeros años del reinado de Juan Carlos I, no dudó en darle su visión. «El rey español profesaba un profundo respeto por la reina Isabel y solía telefonearla a menudo», recordó Antony Acland, embajador británico en Madrid, al citado autor.

«Hubo incluso ridículas habladurías que relacionaban románticamente al rey Juan Carlos con Diana»

Andrew Morton

Esa buena relación entre ambas Casas Reales nos conduce directamente a los motivos que impulsaron aquellos viajes. El escritor, historiador y periodista español Fernando Rayón, en su libro sobre la reina Sofía, aporta una pista sobre las razones de esas vacaciones: «Meses antes, durante la histórica visita de don Juan Carlos y doña Sofía al Reino Unido, la reina Isabel les había informado sobre las dificultades que atravesaba el matrimonio de los Gales. Doña Sofía pensó inmediatamente en Marivent. Y el mar fue efectivamente una terapia, lo mismo que lo fueron las conversaciones del Rey con Diana y de la Reina con Carlos… pero entonces solo consiguieron retrasar la inevitable ruptura matrimonial».

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