Hoy ha sido un día mágico: mi 70 cumpleaños y mi 47 aniversario de boda, dos hitos entrelazados de la forma más hermosa. Mi marido, siempre creativo, se ha superado a sí mismo este año.
Durante semanas, me di cuenta de que se escapaba a su taller, diciendo que estaba «jugueteando». No le presté mucha atención, siempre ha tenido pequeños proyectos en marcha. Pero hoy, durante nuestra celebración familiar, apareció ante mí con una expresión en la cara como no había visto desde que me propuso matrimonio y me entregó una gran caja envuelta. Dentro había un vestido de novia que había tejido a mano. Cada detalle, cada cola había sido hecha con amor.
«¿Lo has hecho tú?», susurré, atónita.
«Quería darte algo para demostrarte lo mucho que han significado para mí estos años», dijo, con los ojos llenos de orgullo. Mientras le abrazaba, se me llenaron los ojos de lágrimas. El vestido no era sólo bonito: era un símbolo de nuestro amor y compromiso compartidos».
Las sorpresas continuaron con una renovación de votos en el jardín, rodeados de nuestros hijos y nietos. Cuando me puse el vestido, sentí que había entrado en el pasado, con todos los años de nuestra vida juntos. Cogidos de la mano, pronunciamos nuestros votos, que ahora eran aún más significativos.
Pero entonces Marcia, la mujer de mi hermano, dijo burlonamente. «¿Un vestido de novia de ganchillo a los 70? ¿No deberías llevar algo más digno?».
Sus palabras dolieron, pero mi hijo salió rápidamente en nuestra defensa. «Este vestido no es sólo un vestido. Es un símbolo de amor, paciencia y devoción. Representa todo lo que mis padres han construido juntos».
Su apoyo y el amor de mis hijos y nietos me recordaron que el amor es más importante que el juicio. Más tarde, sentada con mi marido y admirando la puesta de sol, me di cuenta de que el vestido, como nuestro matrimonio, era sólo nuestro. No importaba lo que pensaran los demás.
Así que les pregunto: ¿es inapropiado un vestido de novia de ganchillo a los 70, o el amor trasciende la edad y las expectativas?
