El torero pone punto final a su carrera en Écija, cerrando una temporada marcada por lesiones, cancelaciones y un episodio judicial que lo alejó de su profesión.
Cayetano Rivera ha dicho adiós a los ruedos. Lo hizo el sábado 20 de septiembre en la plaza de toros de Écija (Sevilla), vestido de malva y plata, cortando dos orejas y saliendo a hombros junto a su compañero de cartel, Ángel Jiménez ‘El Astigitano’. Completaba la terna Curro Díaz, que no corrió la misma suerte.
Minutos después de su última faena, el diestro compartió en Instagram una imagen suya con el traje de luces y una sola palabra: “Fin”, acompañada por la voz de Adele interpretando Skyfall. Un gesto sobrio, casi cinematográfico, que confirma lo que muchos intuían: el final de su carrera taurina.
Una despedida marcada por la adversidad
La de 2025 era la temporada de su despedida, tras dos décadas de alternativa, pero el año ha sido especialmente convulso para el menor de los Rivera Ordóñez, nieto del legendario Antonio Ordóñez e hijo de Paquirri, último representante en activo de una dinastía taurina irrepetible.
En el plano personal, su ruptura con María Cerqueira —noticia confirmada por ¡HOLA!— se vio seguida de un episodio judicial que dio un giro a su vida. El 30 de junio, fue detenido tras un altercado en un restaurante de hamburguesas en Madrid. Pasó la noche en comisaría y, aunque después puso el caso en manos de su abogado Joaquín G. Moeckel, aquel incidente lo marcó profundamente.
Días después, se refugió en Palma de Mallorca junto a su hijo Cayetano, intentando desconectar del escándalo y recuperar fuerzas. Sin embargo, una lesión en el campo le impidió reaparecer en la feria de Santiago de Santander, y encadenó ausencias en Málaga y Ciudad Real, donde estaba anunciado para mediados de agosto.
“Después de probarme en el campo, siento comunicar que aún no estoy físicamente preparado para afrontar mis próximos compromisos”, explicó entonces en un comunicado.
Reapareció finalmente el 24 de agosto en Tomelloso, y pocos días después, en Cuenca, el 28 de agosto. Apenas un mes más tarde, se despedía en Écija, la plaza que quedará grabada como el escenario de su adiós definitivo.
El brindis más especial y las ausencias familiares
Uno de los momentos más emotivos de la tarde llegó cuando Cayetano brindó un toro a su hijo, Cayetano Jr., de siete años. El pequeño levantó la montera de su padre entre aplausos, antes de bajar al burladero, donde ambos se fundieron en un abrazo.
Sin embargo, la jornada estuvo marcada por notables ausencias familiares: ninguno de sus tres hermanos —Francisco Rivera, Kiko Rivera ni Julián Contreras— acudió a la cita. En representación de la familia sí estuvo su cuñada Lourdes Montes, acompañada de sus hijos, aunque evitó hacer declaraciones sobre la ausencia de su marido.
Curiosamente, horas después se produjo un reencuentro inesperado entre Francisco y Kiko Rivera en la estación de tren de Santiago. Una breve conversación captada por las cámaras de Europa Press que muchos interpretaron como un tímido acercamiento.
Entre los asistentes sí se encontraba Cayetano Martínez de Irujo, acompañado por su prometida Bárbara Mirjan, quien lucía su anillo de compromiso. Ambos ultiman los detalles de su boda, prevista para el 4 de octubre en la iglesia del Cristo de los Gitanos de Sevilla.
Un traje con historia y un adiós definitivo
Para su última tarde, el torero eligió un traje de luces malva y plata, el mismo que vistió en la Maestranza durante la Feria de Abril, inspirado en el que llevó su bisabuelo Cayetano Ordóñez “Niño de la Palma” en el centenario de su alternativa. Una elección cargada de simbolismo para una tarde de cierre.
Cayetano debutó como novillero en 2005 y tomó la alternativa un año después, en la Goyesca de Ronda, compartiendo cartel con su hermano Fran Rivera. Desde entonces, ha vivido tardes de gloria, retiradas temporales y esperadas reapariciones. Esta vez, todo apunta a que la despedida es definitiva.
