Considerado por muchos como el último gran explorador, el periodista y atleta marcó una época en la televisión española. Hoy, su nieto Alvar mantiene vivo su legado con el mismo espíritu inquieto y apasionado.
“Su primer nieto es mi hijo, Alvar, y la verdad es que tenían una unión brutal. Yo le pregunto cosas que mi padre le contaba más a él que a nosotros. No sé si es porque estaba más preparado para escucharle, pero se adoraban y tenían una relación impresionante”, contaba Sol de la Quadra-Salcedo a ¡HOLA! hace un año. La hija del legendario aventurero ha transmitido a su primogénito ese mismo amor por la naturaleza, la curiosidad y la vida sin fronteras que definieron a Miguel de la Quadra-Salcedo, uno de los grandes iconos del periodismo y la exploración en España.
El legado del último explorador
Miguel de la Quadra-Salcedo fue, para muchos, el último gran explorador del siglo XX. Periodista, atleta y creador de la célebre Ruta Quetzal, dedicó su vida a unir la aventura con la educación y la divulgación cultural. Fascinado por el descubrimiento de América, recorrió el mundo entero con su cámara y su espíritu infatigable.
Nacido en Madrid, aunque criado desde los cuatro años en Pamplona, estudió Ingeniería Agrónoma, pero su verdadera vocación se impuso pronto: el deporte y la aventura. Formó parte de la sección de atletismo del Real Madrid C. F. y batió varios récords nacionales en lanzamiento de martillo, disco y jabalina, hasta llegar a participar en los Juegos Olímpicos de Roma de 1960.
Casado con Marisol Arzumendi, a quien conoció durante una expedición de más de 20.000 kilómetros por Asia, Miguel fue padre de tres hijos —Rodrigo, Sol e Íñigo—. Su huella, tanto personal como profesional, sigue presente en las nuevas generaciones de la familia.
Alvar, el nieto que honra su espíritu
Arquitecta y divulgadora científica, Sol de la Quadra-Salcedo ha sabido transmitir a su hijo Alvar esa pasión por la naturaleza, la fotografía y la creatividad que heredó de su padre. Y Alvar, a sus veintitantos años, se ha convertido no solo en una imagen viva del explorador, sino también en un continuador de su filosofía.
El joven, de mirada intensa y carácter aventurero, comparte en sus redes sociales mensajes cargados de admiración hacia su abuelo:
“Qué gran suerte la mía haber nacido siendo quien soy, miembro de esta familia y, sobre todo, contigo como abuelo. Desde enano me enseñaste a vivir con pasión, con valor, con respeto y con amor por la vida. Mi querido Papagrande, estás presente en cada paso que doy por el mundo”.
Sus publicaciones, acompañadas de impactantes fotografías, son un homenaje al legado familiar y una ventana a su propia visión del mundo: libre, curiosa y artística.
“Honrando el nombre de mi familia viajando con pasión, entusiasmo, creatividad y curiosidad por la aventura de la vida”, resume en su perfil personal.
De las olas al objetivo: su camino artístico
Además de fotógrafo, Alvar de la Quadra-Salcedo es un amante del surf, deporte que define como una forma de conectar con la existencia:
“Tanto el surf como los viajes me permiten ver la vida como un viaje que empieza con el nacimiento y termina con la muerte”, explica en su página web.
Aunque su espíritu nómada lo ha llevado por medio mundo, ha encontrado en el cine y la fotografía su verdadera forma de expresión. Tras estudiar en la Escuela Montessori de Madrid, se trasladó a Sídney (Australia), donde cursó Diseño Gráfico en Martin College y Marketing en el Australian Pacific College.
En 2018 regresó a España para formarse en EFTI, la prestigiosa escuela de cine y fotografía de Madrid, y posteriormente viajó a Cardiff (Gales) para obtener un Grado en Dirección de Cine por la Universidad del Sur de Gales. Desde entonces, ha trabajado como diseñador gráfico, ilustrador, productor audiovisual y director, explorando también disciplinas como el arte urbano o la pintura en directo.
Un artista heredero de la aventura
En su perfil de LinkedIn, Alvar se define como “un joven artista y viajero español, curioso, entusiasta y enérgico”.
“Mis experiencias viajando por Australia, Asia y Europa reforzaron mis habilidades en la narración visual y mi fascinación por la antropología cultural y el alma humana”, escribe.
Su trayectoria y sensibilidad artística confirman que el nieto de Miguel de la Quadra-Salcedo ha heredado mucho más que sus rasgos físicos. Alvar comparte con su abuelo la mirada del explorador: esa necesidad de comprender el mundo a través del movimiento, la belleza y la curiosidad.
Y así, entre viajes, cámaras y olas, mantiene vivo el espíritu del último gran aventurero español.
