Este hombre alcanzó una altura de 2 metros y 72 centímetros, y se le considera el hombre más alto que ha existido. Era asombrosamente diferente de los que le rodeaban, y su número de calzado llegaba hasta el 93. Su inusual estatura hacía que el dolor de pies le resultara casi invisible, y todas las prendas de vestir se creaban exclusivamente por encargo.
A los seis años, Robert Pershing Wadlow tenía la estatura de un adulto normal: 170 centímetros. Y cuando cumplió dieciséis, había crecido hasta los 2 metros y 44 centímetros.

Al mismo tiempo, todos los parientes de Robert Wadlow eran de complexión media, y a una edad temprana no había nada que indicara una diferencia tan acusada respecto a la norma. El cuerpo de este hombre se desarrolló de forma inusual porque la glándula pituitaria producía una cantidad anormalmente alta de una hormona que provocaba un crecimiento acelerado. En la actualidad, este tipo de trastornos se regulan con fármacos, pero en aquella época los médicos aún no disponían de medios terapéuticos eficaces.
El crecimiento de Wadlow continuó durante toda su vida. A pesar de su compleja fisiología y de la constante atención pública, Robert era tranquilo, amable, capaz de mantener una conversación y tenía un humor sutil. Era muy consciente de lo que despertaba interés, pero no se enfadaba con quienes mostraban una curiosidad inapropiada o se dejaban ridiculizar.

A la gente le sorprendía especialmente su número de calzado -93- y les gustaba poner los pies sobre el suyo, maravillados por la escala.

Debido a su longitud, el cuerpo de Robert estaba sometido a una presión constante, sobre todo en la parte inferior. Se vio obligado a utilizar un corsé metálico para sostener las piernas. Este elemento ortopédico rozaba la piel, causando daños, pero el propio Wadlow apenas lo notaba: la sensibilidad de sus pies se había reducido. Por eso se hacía acompañar en todo momento por un hombre que vigilaba el estado de sus pies durante el viaje, y una de las heridas pasó desapercibida. Como resultado, comenzó el envenenamiento de la sangre.

Pero un día este ayudante no pudo acompañarle en sus viajes
Al cabo de una semana, Robert murió por los efectos de la septicemia, acompañada de fiebre e inflamación. Tenía entonces 22 años.

Permanece en la historia como el hombre con la mayor altura registrada, 272 centímetros.