El look de novia de Tatiana Santo Domingo en su boda civil con Andrea Casiraghi: un vestido de punto, sin tiara ni tacones

El 31 de agosto de 2013, la socialité neoyorquina y el hijo de Carolina de Mónaco se casaron discretamente en el Salón del Trono del Palacio Grimaldi.

Cuando se piensa en las grandes bodas estivales del siglo XXI, es imposible no recordar la de Tatiana Santo Domingo y Andrea Casiraghi. Aunque no fue la más mediática —ya que apenas trascendieron imágenes—, sigue siendo una de las más fascinantes por su discreción y encanto bohemio. El enlace civil, celebrado el 31 de agosto de 2013, generó gran expectación: el novio era el primer hijo de Carolina de Mónaco en casarse, y su esposa, una reconocida socialité neoyorquina de familia colombiana. Pese al hermetismo de la pareja, algunos detalles de aquel día se hicieron públicos, entre ellos las fotografías que revelaron el singular look de la novia.

Una boda civil discreta en el Palacio Grimaldi

La ceremonia tuvo lugar en el Salón del Trono del Palacio Grimaldi, con unos 350 invitados. Tras el “sí, quiero”, los recién casados ofrecieron un almuerzo junto a la piscina del palacio y una animada fiesta con música africana, caribeña, soul, rock y pop. Tatiana y Andrea se casaban apenas cinco meses después del nacimiento de su primer hijo, Sacha, y tras ocho años de relación. Fue un enlace íntimo, alejado del habitual boato monegasco y sin presencia de otras casas reales europeas, aunque sí asistieron figuras destacadas de la política, la cultura y la moda.

En aquel momento, Carlota Casiraghi esperaba a su primogénito, Raphaël, mientras que el hermano de la novia, Julio Mario Santo Domingo, ejerció como DJ. Entre los invitados se encontraban Margherita Missoni, heredera de la casa italiana; Eugenie Niarchos, hija del magnate griego Stavros Niarchos; Coco Brandolini, Gaia Repossi y Dasha Zhukova, entonces esposa del empresario Roman Abramovich.

Un vestido bohemio de punto y sandalias planas

Fiel a su estilo relajado, Tatiana Santo Domingo rompió con la estética tradicional y apostó por un vestido de punto con detalles de encaje, firmado por Missoni, una de sus firmas fetiche. El diseño presentaba escote en “V” tipo camisero, mangas francesas, corte a la cintura y cola corta, todo con un aire bohemio muy característico de la novia. La elección del tejido no fue casual: el punto es la especialidad de la casa italiana fundada en 1953.

Su look nupcial también destacó por los accesorios. En lugar de los clásicos tacones, optó por unas sandalias planas plateadas, similares a las que solía usar en su día a día. Completó el conjunto con una corona de flores blancas y verdes de inspiración hippy, que acompañó con su melena suelta y ondas suaves. Una elección natural y desenfadada, muy distinta a la de otras novias de la familia Grimaldi.

“Mi estilo siempre ha sido bastante étnico. Tuve la suerte de que, desde pequeña, mis padres me llevaran de vacaciones a destinos exóticos, de los que siempre traía recuerdos”, explicó Tatiana en una entrevista concedida a Vanity Fair hace más de una década, cuando lanzó su marca Muzungu Sisters junto a Dana Alikhani. Esa misma visión bohemia se reflejó meses después en su boda religiosa, celebrada el 1 de febrero de 2014 en Gstaad (Suiza).

Aunque aquella segunda ceremonia también se llevó a cabo en la más estricta intimidad, algunas imágenes revelaron un cambio notable en el estilo de la novia. Si en Mónaco apostó por un aire bohemio y minimalista, en Gstaad optó por un look romántico y glamuroso. Para la ocasión, confió en Valentino, que creó un vestido de alta costura con una falda de cinco volantes, cuerpo de encaje sobre corpiño palabra de honor, cuello cisne y mangas largas.

Sobre el vestido, Tatiana lució un abrigo capa blanco de cachemir con capucha, evocando el estilo de una “reina de las nieves”. Esta vez, en lugar de su corona floral, llevó la tiara Fringe, una pieza histórica del joyero de los Grimaldi, confeccionada por Cartier en los años 20 en platino y diamantes. El complemento, colocado sobre un moño bajo de inspiración clásica, completó un estilismo digno de la realeza monegasca.

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Esta belleza oriental, hija de una griega, fue esposa del emir de Dubai durante un tiempo.