Carmen Dell’Orefice es una de las modelos más famosas y solicitadas de la actualidad. Aunque ya ha cumplido 93 años.
Pocos saben que empezó a trabajar de modelo a los catorce años. Y que por primera vez fotografió para Vogue. Ya por aquel entonces, el asombroso aspecto de la belleza conquistó a todo el mundo.
Hace algún tiempo publicó esas fotos y todo el mundo se dio cuenta de que no en vano Carmen llegó tan alto en su negocio. Parece como si hubiera nacido para el glossy.
Por cierto, la madre de Carmen era bailarina, así que quería que su hija se pareciera a ella y se convirtiera también en bailarina. Además, siempre convenció a su hija de que su aspecto no es nada destacable, por lo que en su juventud la niña sufrió complejos.
En resumen, Carmen tuvo una infancia difícil. Vivían bastante pobres, necesitaban dinero. Incluso cuando ya había encontrado el éxito, recibía poco, por lo que la situación seguía siendo deplorable. Sólo después de muchos años Carmen se recuperó y encontró además de la fama y la estabilidad financiera.
Por cierto, ella es de las que piensan que las canas adornan a una mujer y no hay que pintárselas. Sólo por su color de pelo blanco ceniza, Dell’Orefice se hizo aún más famosa en su vejez.
Pues bien, Carmen no tiene por qué sentirse mal por envejecer. Si nos fijamos en sus fotos a lo largo de los años, parece que no ha cambiado nada. En cualquier caso, sigue teniendo encanto, profesionalidad y sofisticación.