Kirk Douglas: una carrera en Hollywood marcada por papeles emblemáticos y amoríos escandalosos

Kirk Douglas, nacido el 9 de diciembre de 1916 en Amsterdam, Nueva York, es uno de los actores más célebres de Hollywood, cuya carrera abarca más de seis décadas. Conocido por su aspecto rudo, su distintiva barbilla con hoyuelos y su intensa presencia en la pantalla, Douglas se convirtió en una figura imponente durante la edad de oro del cine. Sin embargo, su camino a la fama fue todo menos convencional, y su reputación de «Casanova» de Hollywood fue igualmente legendaria.

Douglas nació en el seno de una familia de empobrecidos inmigrantes judíos procedentes de Bielorrusia, y sus primeros años de vida transcurrieron en duras condiciones. Trabajaba a tiempo parcial para alimentar a su familia y soñaba con una carrera como actor. Tras recibir una beca en la Academia Americana de Arte Dramático de Nueva York, el talento de Douglas empezó a desplegarse, iniciando su asombroso ascenso.

Douglas debutó en Broadway en 1941, pero su floreciente carrera se vio interrumpida por la Segunda Guerra Mundial. Se alistó en la Marina estadounidense, donde sirvió como oficial de enlace en la defensa antisubmarina. Tras la guerra, regresó a Nueva York y reanudó su carrera como actor.

Kirk Douglas y Rita Hayworth

Una recomendación casual de la actriz Lauren Bacall, una antigua compañera de clase, le llevó a su primer papel cinematográfico en El extraño amor de Martha Ivers (1946). Este papel marcó el comienzo de una fructífera carrera cinematográfica, Douglas se dio a conocer rápidamente por su energía y carisma.

Kirk Douglas saltó a la fama en la década de 1950, ganándose una reputación de actor versátil que podía interpretar tanto papeles de tipo duro como personajes más complejos y emotivos. Su gran éxito se produjo en la película de 1949 El campeón, en la que interpretó a un boxeador implacable decidido a llegar a lo más alto. Este papel le valió su primera nominación al Oscar al Mejor Actor y le consagró como uno de los principales actores de Hollywood.

A lo largo de las décadas de 1950 y 1960, Douglas protagonizó numerosas películas de éxito, muchas de las cuales se consideran hoy clásicos. Su papel de Vincent Van Gogh en Lust for Life (1956) le valió otra nominación al Oscar, y su interpretación destacó por su profundidad e intensidad emocional. La capacidad de Douglas para dotar de complejidad a sus personajes se convirtió en un sello distintivo de su actuación.

Entre las películas más destacadas de esta época se encuentran «20.000 leguas de viaje submarino» (1954), donde interpretó a un audaz y aventurero Ned Land, «Senderos de gloria» (1957), una poderosa película antibelicista dirigida por Stanley Kubrick, y «Espartaco» (1960), quizá su papel más famoso.

En Espartaco, Douglas interpretó al personaje titular, un esclavo que lidera una rebelión contra el Imperio Romano. La película fue un gran éxito y se le atribuye el mérito de haber contribuido a acabar con la lista negra en Hollywood al contratar al guionista Dalton Trumbo, incluido en dicha lista.

Douglas no sólo era actor, sino también productor, y utilizaba su influencia para apoyar proyectos en los que creía. Su papel en la película Espartaco como protagonista y productor es un buen ejemplo de su voluntad de asumir riesgos para tener el control creativo. Este paso consolidó su posición como una de las figuras más influyentes de Hollywood, tanto delante como detrás de la cámara.

Mientras la carrera cinematográfica de Douglas prosperaba, su vida personal era objeto de muchos cotilleos. A menudo se referían a él como «Casanova», una etiqueta que no sólo no aceptaba, sino que rechazaba por completo.

A lo largo de su vida, Douglas mantuvo relaciones con numerosas actrices y mujeres de Hollywood, lo que le dio fama de donjuán. Douglas se casó con Diana Dill en 1943 y tuvieron dos hijos, Michael y Joel, antes de divorciarse en 1951. Su matrimonio no ayudó a acallar los rumores sobre sus aventuras con estrellas y otras mujeres de Hollywood.

Sus relaciones con actrices como Marlene Dietrich, Joan Crawford y Rita Hayworth ocuparon los titulares de los tabloides. Su encanto y cruda masculinidad le hicieron irresistible para muchos, y se aprovechó de esta reputación con su imagen pública, segura de sí misma y a veces descarada.

Aunque sus aventuras estaban bien documentadas, Douglas acabó encontrando un amor duradero con Ann Bewdens, con quien se casó en 1954. Su matrimonio, que duró hasta su muerte en 2020, desafió las normas de Hollywood, y permanecieron juntos durante más de seis décadas. En su autobiografía, Douglas admitió haber cometido infidelidades, pero atribuyó a Anna el mérito de haberle ayudado a estabilizar su vida y traerle la paz.

Con el paso de los años, Douglas pasó de ser un actor destacado a un respetado anciano de Hollywood. Siguió trabajando durante las décadas de 1980 y 1990, a menudo interpretando papeles secundarios o apareciendo en telefilmes. En 1991 sufrió un derrame cerebral que le afectó al habla, pero eso no le impidió seguir rodando y mantenerse activo en la industria.

La contribución de Douglas a Hollywood va mucho más allá de sus papeles como actor. Se le atribuye haber ayudado a destruir la lista negra de Hollywood, así como haber abogado por una mayor libertad creativa para actores y directores. Recibió numerosos premios a lo largo de su carrera, incluido un Oscar honorífico en 1996 por «50 años de servicio creativo y moral a la comunidad cinematográfica».

Además de actor, Douglas fue filántropo y escritor. Donó millones a diversas organizaciones benéficas, especialmente en los campos de la educación y la sanidad. Su autobiografía, The Rag Man’s Son (El hijo del trapero), se convirtió en un éxito de ventas y permitió conocer mejor su vida y su carrera, incluidas sus muy publicitadas novelas y sus problemas personales.

La carrera de Kirk Douglas en Hollywood ha estado marcada por interpretaciones icónicas, logros pioneros y una personalidad poco convencional que le han convertido en una auténtica leyenda. Su fama de «Casanova» no hizo sino acrecentar su mística, pero su legado duradero es su contribución al cine y su papel en la configuración de la industria.

Douglas dejó una huella indeleble en Hollywood que sigue influyendo en generaciones de actores y cineastas, desde su interpretación de personajes complejos y llenos de defectos hasta su trabajo entre bastidores. Su muerte en 2020 a los 103 años marcó el final de una era, pero su influencia sigue siendo tan fuerte como siempre.

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