La colaboradora televisiva ha expresado con claridad su punto de vista sobre la hija de Rocío Carrasco, después de los enfrentamientos que esta mantuvo con Terelu Campos en su última aparición pública.

Hubo un tiempo en el que las familias Campos y la de Rocío Jurado mantenían una relación muy estrecha. Podría decirse incluso que eran íntimas amigas. Sin embargo, esa conexión, que en su momento fue tan fuerte, hoy pertenece al pasado. Con el fallecimiento de las dos matriarcas y los distintos golpes de la vida —algunos especialmente duros—, los lazos se fueron debilitando hasta casi desaparecer. Y ahora, esas diferencias, aparentemente imposibles de resolver, han vuelto a ponerse sobre la mesa tras los últimos acontecimientos.
La muestra más evidente de que ya no queda afecto entre algunos de sus miembros se produjo el viernes por la noche, cuando Rocío Flores regresó a la televisión tras tres años alejada de los medios. Lo hizo con una entrevista en Mediaset, en la que Terelu Campos fue una de las encargadas de plantearle varias preguntas. Ese momento del programa fue, sin duda, el que más titulares generó, pues la tensión entre ambas se podía percibir con claridad. Las respuestas tajantes de Rocío y los reproches constantes hacia la periodista marcaron la conversación.

Un día después de lo ocurrido en el plató, Alejandra Rubio quiso compartir su punto de vista sobre lo que se vio en pantalla. “Me pareció bien que se sentara a hablar y contara su historia, tiene todo el derecho a hacerlo”, comenzó diciendo la colaboradora de ¡Vaya fama! este sábado. “A mí Rocío me da pena, y no lo digo en tono despectivo, sino todo lo contrario”, añadió. “Sigo viendo en ella a una niña que ha vivido bajo la influencia y la opinión de su padre, y eso se nota mucho”, explicó.
“En este caso, viendo cómo respondía al resto y a mi madre, se apreciaba claramente la diferencia”, comentó la nieta de María Teresa Campos. “Tenía todo muy preparado”, añadió. “Además, después de lo que he visto, no tengo ningún interés en mantener relación con ella, porque guarda mucho rencor hacia mi familia, y no seré yo quien trate de solucionarlo”, afirmó con contundencia. Eso sí, puntualizó que “no la culpo”, ya que en su entorno “no hay buena predisposición ni hacia su madre (Rocío Carrasco) ni hacia la mía”.

Alejandra considera que la nieta de La más grande es “una víctima de un conflicto entre unos padres que acabaron mal”, y por eso puede llegar a entender —aunque no justificar— que se muestre a la defensiva con personas que un día formaron parte de su círculo cercano. En cualquier caso, explicó que apenas ha tenido trato con ella, aunque sí con su hermano David Flores. “De hecho, hay cosas que prefiero guardar para mí, porque le tengo cariño y no haría nada que pudiera dañarlo”, señaló.
Resulta evidente que aquellas Navidades que ambas familias compartían cuando Alejandra y Rocío eran niñas no volverán. Tampoco parece probable una reconciliación entre Rocío y su madre, dado el profundo dolor y las heridas abiertas que las separan. “Me ha destrozado la

