Mi novio me propuso matrimonio a los tres meses de conocernos. Estaba en la luna hasta que descubrí por qué.

La romántica historia de Ava y Ethan parecía un sueño hecho realidad.

Estaba llena de citas encantadoras y conversaciones profundas.

Sólo tres meses después de conocerse, Ethan le propuso matrimonio a Ava.

Ella estaba encantada.

Pero a medida que se acercaba el día de su boda, una sorprendente revelación amenazó con hacer añicos su amor de cuento de hadas.

Todo empezó una cálida tarde de primavera, cuando Ava conoció a Ethan en una acogedora cafetería.

La cafetería también era una librería.

Ella estaba hojeando las estanterías cuando sus manos se tocaron por casualidad.

Ambos cogieron el mismo libro: Orgullo y prejuicio.

Ava le miró a los cálidos ojos marrones.

Quedó cautivada al instante.

Su sonrisa con hoyuelos le aceleró el corazón.

«Lo siento», dijo con una sonrisa encantadora.

«Parece que tenemos un gusto similar en libros».

Ava, un poco avergonzada, le ofreció el libro.

Pero él se ofreció a compartirlo con una taza de café.

Ella no pudo resistirse y aceptó.

Así que pasaron toda la tarde en un acogedor sofá en un rincón de la tienda.

Hablaron de sus libros favoritos.

Cuando Ethan le pidió su número, Ava ya se había enamorado de él.

Su romance no tardó en florecer.

Hubo cenas mágicas bajo las estrellas, viajes espontáneos de fin de semana y profundas conversaciones nocturnas.

Era como si se conocieran de toda la vida.

Ava se sentía como la heroína de una película romántica.

No podía evitar la sensación de que todo era demasiado perfecto.

Tres meses después de su encuentro casual, Ethan le propuso matrimonio a Ava.

Lo hizo en el mismo café donde se habían conocido.

Mientras el sol se ponía, coloreando el cielo con hermosos rosas y naranjas, se arrodilló.

Le pidió que fuera su esposa.

Abrumada por la emoción, Ava aceptó entre lágrimas.

Creía que había encontrado al amor de su vida.

Planearon una boda pequeña e íntima junto al lago.

El lago estaba a pocos kilómetros de la ciudad.

Sólo asistirían amigos íntimos y familiares.

Las celebraciones previas a la boda estuvieron llenas de alegría y risas.

Todo parecía perfecto.

Hasta que un comentario casual de Olivia, la hermana de Ethan, rompió el mundo de Ava.

Cuando fueron juntas al baño durante la fiesta, Olivia hizo el comentario.

Su comentario dejó a Ava sin habla.

«Todavía no puedo creer que consiguieras llevar a cabo esa boda falsa», dijo Olivia con ligereza.

«Quiero decir, sé que era la única forma de que Ethan consiguiera su herencia, pero los dos os merecéis un Oscar por esa actuación».

A Ava se le encogió el corazón.

«¿Qué quieres decir con boda falsa?». — Preguntó con voz temblorosa.

Cuando Olivia se dio cuenta de su error, su rostro palideció.

«Espera, ¿no lo sabías? Creía que lo sabías», murmuró, tratando de justificarse.

Ava insistió en la verdad.

Olivia le explicó de mala gana que su abuelo había incluido la estipulación en su testamento.

Ethan sólo heredaría si se casaba antes de seis meses.

Todos supusieron que Ava formaba parte del conveniente acuerdo.

Aturdida y con el corazón roto, Ava esperó a que Ethan se durmiera.

Con manos temblorosas, comprobó su teléfono.

Los mensajes que encontró confirmaron sus peores temores.

Ethan se había burlado de ella en la correspondencia con sus amigos.

Decía que la boda era una forma de conseguir su herencia.

«Sólo unos meses más y el dinero será mío», decía un mensaje.

«No puedo creer que se lo creyera».

Darse cuenta de que toda su relación con Ethan había sido una mentira destrozó a Ava.

Pero en lugar de hundirse en la desesperación, sintió una repentina determinación.

Colgó el teléfono, volvió a la cama y empezó a planear sus próximos pasos.

El día de su boda, Ava sintió el peso de la traición.

Pero también se sintió fuerte.

Cuando llegó el momento de pronunciar sus votos, respiró hondo y reveló la verdad con firme resolución.

«Ethan -comenzó, con la voz llena de emoción-, cuando nos conocimos, creí que había encontrado al amor de mi vida.

Pero hoy no estoy aquí para casarme contigo, sino para revelarte la verdad.

Esta boda nunca fue para ti una cuestión de amor, para ti todo era una cuestión de dinero.

Me veías como un medio para conseguir tu herencia, y me niego a que me utilices».

Las exclamaciones de sorpresa resonaron entre la multitud cuando la sonrisa de Ethan se desvaneció, dando paso al pánico.

Ava se apartó del altar sin inmutarse, recuperando su dignidad y alejándose del engaño en el que se había visto envuelta.

En los días siguientes, Ethan intentó acercarse a ella, pero Ava ignoró sus intentos.

Rodeada del apoyo de amigos y familiares, empezó a curarse y a reconstruir su vida.

Visitaba el café donde empezó todo, no para reflexionar sobre el pasado, sino para reencontrar la alegría que una vez había experimentado allí.

Con el paso del tiempo, Ava se hizo más fuerte y emprendió el camino de la curación y el autodescubrimiento.

Sabía que algún día encontraría el amor verdadero, alguien que la apreciara por lo que realmente era.

Hasta entonces, se contentaba con saber lo que valía y encontrar la fuerza en su resistencia.

Reflexionando sobre todo lo ocurrido, Ava se dio cuenta de que la vida está llena de giros inesperados.

Lo que realmente importa es cómo respondemos a ellos.

Decidió defenderse, romper los lazos de la decepción y, en el proceso, descubrió un amor más profundo: el amor por sí misma.

Mi novio me propuso matrimonio a los tres meses de conocernos. Estaba en la luna hasta que descubrí por qué.
Una niña sin nariz. Es una historia que ha conmocionado al mundo. ¿Qué es lo que sabemos?