La actriz escogió un dos piezas para la premier de Eyes Wide Shut que podría colarse en nuestros armarios 26 años después.
Antes de su mediática separación de Keith Urban, a quien pidió el divorcio en septiembre tras 19 años de matrimonio, Nicole Kidman protagonizó uno de los rompimientos más comentados de Hollywood: el de Tom Cruise, con quien compartió once años de relación, dos hijos y varios proyectos cinematográficos. Entre ellos, el más icónico fue Eyes Wide Shut, la polémica película que rodaron juntos poco antes de poner fin a su historia en 2001.

Corría el año 1999 cuando presentaron la cinta, el último proyecto del legendario Stanley Kubrick, quien falleció antes de verla estrenada. Antes de esa colaboración, la pareja ya había coincidido en los rodajes de Días de trueno —donde se conocieron— y Un horizonte muy lejano.

Eyes Wide Shut causó revuelo por sus escenas cargadas de erotismo y por mostrar a los actores interpretando a un matrimonio atrapado en un juego de poder, deseo e infidelidad. Dos años más tarde se divorciarían en la vida real, pero en el estreno de la película en Los Ángeles, todavía se mostraban juntos y, aparentemente, enamorados.

Ese 1999 también fue un año clave para la cultura pop: David y Victoria Beckham se casaban, mientras que Jennifer Aniston y Brad Pitt confirmaban su relación en la alfombra roja de los Emmy. En ese contexto de glamour y parejas icónicas, Nicole Kidman acaparó todas las miradas con un conjunto burdeos de dos piezas que aún hoy sigue siendo recordado.
El look que marcó tendencia
La actriz lució un top con escote en pico y finos tirantes al cuello, que dejaba la espalda completamente al descubierto, combinado con una minifalda de tiro bajo. Completó el estilismo con sandalias de tiras anudadas al tobillo y un brazalete metalizado. Un look sensual y sofisticado que, además, escondía una historia singular.

Esa misma noche, durante una entrevista con Entertainment Tonight, Nicole reveló que había encontrado el conjunto en un mercadillo. Se trataba de un diseño vintage, y aunque nunca confirmó el nombre del creador, se cree que pertenecía al archivo del diseñador Giorgio di Sant’Angelo, modisto italoargentino establecido en Estados Unidos, célebre por sus piezas de inspiración étnica que marcaron la moda de los años sesenta y setenta y la estética hippie.
Un estilo eterno
Más de dos décadas después, aquel look podría pasar perfectamente por una propuesta actual. En los años 2000 ya se consideraba retro, pero el constante revival de tendencias ha hecho que las siluetas noventeras y los conjuntos minimalistas vuelvan a estar de plena actualidad.

Con su elección, Nicole Kidman se adelantó a una tendencia que comenzaba a tomar forma en las alfombras rojas: la de apostar por moda de segunda mano y prendas vintage. Un gesto que anticipó el interés por lo antiguo que luego seguirían otras estrellas como Julia Roberts, quien en los Globos de Oro de 1990 sorprendió con un traje masculino adquirido en una tienda local, o Winona Ryder, que en los Oscar de 1996 deslumbró con un vestido vintage.

Más que un simple look, el estilismo de Nicole aquella noche se convirtió en una declaración de estilo atemporal que demuestra que, en cuestión de moda, las verdaderas joyas no tienen fecha de caducidad.