¿Qué habría pasado si el hombre no hubiera conseguido sujetar a la niña durante el vuelo? Lo más probable es que hubiera acabado en un centro de traumatología.

Todos a su alrededor estaban muy preocupados por su estado, creyendo que iba a sufrir numerosas lesiones, de las que no podría curarse en un futuro próximo. Tanto más merecía la pena prestar atención a los propios saltos, porque al principio eran lo más precisos posible, como si la chica no estuviera preocupada en absoluto por su propia salud. Afortunadamente, el entrenador consiguió llegar a tiempo para salvar a su alumna de más problemas en el futuro. Él mismo estuvo increíblemente preocupado durante este periodo, pensando que ella nunca se salvaría, pero todo resultó ser un pequeño susto.

A veces es alentador pensar que la mayoría de los adultos que ni siquiera tienen nada que ver con los hijos de los demás siempre están ahí para ayudar. Creo que hay que dar las gracias al entrenador por tan buena respuesta. ¿Cómo se dio cuenta al principio de que la niña había saltado mal y reaccionó con tanta rapidez? ¡Ojalá yo tuviera ese tipo de reacción! La atleta de once años siempre confió en que se pondría bien y nunca antes se había planteado que, de repente, podría sufrir múltiples lesiones que la privarían de la capacidad de moverse y existir con normalidad.

Además, muchos espectadores estaban convencidos de que la joven atleta quedaría confinada a una silla de ruedas para el resto de su vida. Esta chica de Canadá siempre ha intentado esforzarse al máximo en el deporte, porque con tantas habilidades, sin duda tendría un gran éxito deportivo. Hace algún tiempo, acudió a una competición en la que tenía que saltar desde la barra, pero, por desgracia, la chica no se impulsó correctamente, por lo que no pudo dar una voltereta en condiciones. En una fracción de segundo podría haberse torcido el cuello, pero esto no ocurrió gracias a que el entrenador llegó a tiempo y la salvó. El hombre se dio cuenta inmediatamente del ridículo error que había cometido la atleta y corrió a salvarla.

Después, la chica aterrizó con éxito en el suelo, pero estaba aterrorizada, como si toda su vida hubiera volado ante sus ojos. Para ser sincero, el entrenador tampoco tenía ni idea de lo que habría tenido que hacer si su alumna no hubiera llegado bien a la competición. Sencillamente, ¡no podía permitir que una situación tan terrible se hiciera realidad! Me gustaría desear a la atleta que vigilara siempre sus actos, porque la próxima vez puede que no tenga a su lado a un entrenador atento.

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