Una docena de películas magníficas del siglo pasado a las que, claramente, todavía no se les ve competencia

Las décadas que se fueron del siglo XX fueron un auténtico auge del cine: nos dejaron películas inolvidables que apetece volver a ver una y otra vez. La inspiración y el talento de los actores que participaron en ellas difícilmente dejan a alguien indiferente. Recordemos estas obras destacadas, capaces de condensar el espíritu de la época en la que fueron filmadas.

«Beetlejuice», 1988

Un accidente en la carretera convierte a una joven pareja enamorada en auténticos fantasmas que vagan por su casa familiar en las afueras. Su “nueva vida” se vuelve insoportable cuando llegan unos nuevos propietarios. La hija de los dueños está interpretada por Winona Ryder. La película tuvo tanto éxito que su director, Tim Burton, rodó una continuación en la que participó la incomparable Monica Bellucci.

Aunque la premisa no sea revolucionaria (hay muchísimas historias de casas encantadas), esta cinta provoca un abanico de emociones poco habitual: lo más curioso es que terminas preocupándote por los fantasmas y deseando que todo les salga bien.

«Cuenta conmigo», 1986

Esta película seguirá siendo demandada por el público durante mucho tiempo. El guion está basado en una obra conocida de Stephen King y narra la historia de un cuarteto de mejores amigos de un pequeño pueblo.

Los chicos intentan encontrar a un compañero desaparecido y sueñan con convertirse en héroes rescatistas.

Aquí hay de todo: relaciones familiares complicadas, amistad, pérdidas y hallazgos. Los actores jóvenes transmiten muy bien la idea del guion y del director, y consiguen revelar la profundidad de sus personajes.

Es, sin duda, una película para ver más de una vez.

«La princesa prometida», 1987

Un cuento perfecto para sumergirse en romance, aventuras y milagros. La trama es vibrante y está llena de personajes variopintos: magos, piratas, hechiceros… Como dijo un crítico, no habría sorprendido que también salieran dragones.

Según el argumento, el granjero Westley viaja para ganar dinero y poder casarse con la chica de su pueblo, Buttercup. Cuando el barco de Westley cae en manos de piratas, todos lo dan por muerto. Un arrogante heredero al trono comienza a cortejar a su prometida, pero sus esperanzas eran prematuras: Westley regresa y se dispone a salvar a Buttercup de un matrimonio sin amor.

Una película ideal que “pide” continuación: cuando termina, cualquier espectador se queda esperando la siguiente aventura.

«Érase una vez en América», 1984

Esta cinta trata sobre la vida de adolescentes pobres que crecen en un barrio complicado de una gran ciudad estadounidense. Los niños se convierten en infractores y criminales: primero permanecen unidos, pero luego, al enfrentarse a la crueldad y la traición, se separan y cada uno elige su propio camino. Los conocidos De Niro y Woods transmiten de forma brillante a sus personajes, devolviendo a los adultos a ese mundo de amistad e ilusiones infantiles que muchos ya habían olvidado.

No es una historia banal de gánsteres, sino un relato sobre aprender a perdonar, sobre cómo la traición y la codicia acechan donde menos lo esperas y sobre la nostalgia por la niñez.

Conviene ver la versión íntegra: la recortada no puede contar todo lo que está escondido en el guion.

«Road House», 1989

Este action presenta la historia de un maestro de artes marciales con un pasado misterioso. Empieza a trabajar en un café de carretera y enseguida entiende que ha caído en un lugar desagradable. Aun así, no renuncia a sus principios y decide poner orden donde hace tiempo que nadie lo pone. Patrick Swayze interpreta de forma excelente a este valiente defensor de la justicia y de los más débiles.

Actualmente se está rodando un remake en el que actúa Conor McGregor. Quizá eso atraiga a más público, porque un portero-filósofo con título universitario no se encuentra todos los días.

«La cosa», 1982

Una antigua criatura de otro planeta, descubierta por científicos, plantea a los investigadores en la Antártida una cadena de preguntas y problemas. El ser podía transformarse con facilidad en otros organismos vivos, y esas mutaciones impedían saber quién era realmente cada individuo.

Los efectos —visuales y sonoros— mantienen la tensión hasta el último minuto. Las transformaciones son impredecibles y no permiten adivinar qué ocurrirá después.

Además, la película está llena de humor e ironía, y lo mejor de todo… es su final.

«Big», 1988

El argumento podría resumirse en dos palabras: “los pensamientos se materializan”.

Aquí se hacen realidad los deseos de un niño que sueña con hacerse adulto cuanto antes. Admitámoslo: acostarte con doce años y despertarte convertido en un hombre… es una locura.

Pero lo maravilloso es que vemos el mundo como lo vería un niño, y justamente ese enfoque infantil ayuda a resolver problemas adultos: con amistad, amor y fe en uno mismo. Tom Hanks, protagonista de la historia, fue muy valorado por críticos y espectadores, y el papel se convirtió en un trampolín decisivo para su carrera.

Es de esas películas que te hacen reír, llorar y aplaudir. Probablemente por eso resultó, literalmente, perfecta.

«Starman», 1984

Una historia que engancha por su trama y despierta sentimientos muy tiernos. Habla del encuentro entre dos mundos distintos, unidos por un puente firme: el amor.

El accidente de una nave espacial llegada a la Tierra desde otra civilización obliga a su ocupante a buscar refugio para sobrevivir. El extraterrestre conoce a una mujer solitaria que perdió a su marido. Él puede adoptar distintas apariencias y, para escapar de los agentes federales, se transforma en el difunto esposo de la mujer. Así logran huir y llegar hasta los de su especie al otro lado del país.

Es una historia de amor sin límites, para la que el destino final no es lo importante.

«El club de los poetas muertos», 1989

El protagonista es Jim Keating, profesor de literatura, conocido por ser un maestro fuera de lo común. Enseña a sus alumnos a vivir con intensidad y a no perder el momento, y además a intentar siempre cambiar la vida para mejor. En sus clases los chicos descubren mucho sobre literatura y arte; él los anima a pensar de forma original, a no temer expresar su opinión y, según su visión, a aprender lo más importante: encontrar su lugar en la vida.

Es un drama que invita a reflexionar sobre los valores auténticos, sobre la necesidad de intentar pensar con libertad y ser quien eres de verdad, sin fingir ni adaptarte a los demás.

Robin Williams, protagonista, dijo en más de una ocasión que era su película favorita de todas en las que participó.

Hay películas que te atraviesan y pueden cambiarte la vida, y esta es una de ellas.

«Willow», 1988

Un cuento fantástico que nos sumerge en aventuras y magia. El joven granjero Willow logra salvar a una bebé princesa de una malvada hada-hechicera. Un viaje peligroso junto a un grupo de aliados termina con la victoria sobre la tiranía y el regreso de la paz.

Los fans pidieron muchas veces que la historia continuara y, al final, lo consiguieron. En una nueva serie, Willow vuelve a reunirse con sus amigos y se embarcan en nuevas aventuras. El estreno fue hace muy poco: apenas hace dos años.

«Flashdance», 1983

Alex Owens se gana la vida con un trabajo “poco femenino” de soldadora y, además, aumenta sus ingresos bailando en un club nocturno famoso. Su sueño es actuar en un escenario de ballet, pero le cuesta vencer las dudas internas y mejorar su autoestima.

La película permite disfrutar de coreografías increíbles y de una música igual de memorable. Por supuesto, también hay mucho romance.

El mensaje principal del director es claro: no rendirse y no dejarse dominar por las dudas en el camino hacia el sueño; solo así el sueño puede hacerse realidad.

El guion está basado en la biografía de una bailarina que no alcanzó el éxito de inmediato, pero finalmente lo logró. La película inspiró mucho a la legendaria Jennifer Lopez, que grabó un videoclip basado en ella.

Es especialmente útil para quienes han perdido la confianza en sí mismos: el ejemplo de Alex ayuda a volverse más fuerte y seguro.

«El nombre de la rosa», 1986

Una cinta para amantes de tramas intelectuales, donde el misterio se mezcla con un detective lleno de sombras. De principio a fin, el espectador queda atrapado en enigmas e intrigas. El lugar donde ocurren los hechos aporta un color especial: un monasterio medieval repleto de secretos y peligros que persiguen a los personajes casi a cada paso.

La película está claramente infravalorada por algunos críticos, pero eso no le impide seguir siendo un clásico desde hace muchos años. Además, resulta difícil —si no imposible— encontrar una obra que transmita mejor la atmósfera de la Edad Media.

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