Victoria de Suecia recupera un vestido de gala que su madre, la reina Silvia, lució en los Nobel hace 30 años

La princesa heredera rinde homenaje a la monarca con este diseño de corte arquitectónico que ya deslumbró en la edición de 1994 del mismo evento


La semana de los Premios Nobel siempre viene cargada de actos oficiales para los Bernadotte, que este miércoles por la tarde volvieron a reunirse para las audiencias oficiales y la posterior cena con los galardonados en el Palacio Real de Estocolmo. Una noche llena de detalles para las amantes de la moda, empezando por los estilismos elegidos por sus grandes protagonistas. Entre ellas, la princesa Victoria de Suecia, que llegó a la sala de conciertos de la capital donde se celebraba la cita con un espectacular vestido de gala que reafirma el estilo inconfundible de la heredera al trono.

Se inauguraba así una semana especialmente relevante para Suecia y Noruega y, por extensión, para sus Casas Reales. Es 10 de diciembre y ambos países acogen de forma simultánea la entrega de los premios, dos ceremonias solemnes que ponen fin a varios días de actividades culturales, charlas, exposiciones y recepciones, con Estocolmo como gran eje central. El lunes 8 de diciembre fue precisamente Victoria quien abrió oficialmente esta intensa agenda con la inauguración de Nobel Week Lights, una muestra artística y lumínica que llenó la ciudad de instalaciones de luz. Dos días más tarde llegaba el momento cumbre: las audiencias oficiales y el tradicional banquete con los premiados, auténtico broche final de la semana Nobel. Una cita en la que, año tras año, la princesa vuelve a demostrar que sus looks están a la altura de la relevancia y el simbolismo del evento.

Victoria de Suecia rescata un vestido de gala de la reina Silvia

Lo que nadie esperaba es que Victoria apostara por un diseño no solo repetido —algo ya habitual entre las royals mejor vestidas—, sino directamente sacado del archivo familiar de los Bernadotte. En vez de reutilizar uno de los muchos vestidos de gala que guarda en su armario, como aquel azul marino de tul de H&M que también tiene la reina Letizia, ha decidido dedicar un precioso guiño a su madre, la reina Silvia, volviendo a llevar uno de los looks reales más aplaudidos de la historia de estos galardones. Se trata de una creación de aire arquitectónico con la que la esposa del rey Carlos Gustavo de Suecia nos dejó sin palabras hace décadas y que, pese al paso del tiempo, le sienta a la perfección a su hija mayor.

Esta imagen nos transporta directamente al pasado, concretamente 31 años atrás, cuando la reina Silvia lució exactamente el mismo vestido de gala en el banquete de los Nobel de 1994. Gracias a aquella aparición sabemos que se trata de un diseño de noche confeccionado en zibelina, un tejido especial tipo faille de origen francés que ya no se fabrica, creado a medida para la aristócrata nacida en Alemania por el modisto Jacques Zehnder.

El vestido se reconoce por su escote geométrico y asimétrico, que deja los hombros al descubierto a modo de palabra de honor y se ajusta al torso como un corpiño, remarcando aún más la silueta con un cinturón del mismo tejido. Desde la cintura nace una falda larga, plisada y de gran volumen, también asimétrica, que deja ver una capa interior de seda negra en contraste. Este bajo a la vista solo se insinúa por un lateral, pero es suficiente para aportar ese golpe de efecto que hace inolvidable el conjunto.

Las joyas elegidas por la reina Silvia en 1994

En aquella ocasión, la reina completó el look con la tiara de diamantes de la reina Sofía, conocida popularmente como la “Tiara de Nueve Puntas”, ya que, como se aprecia a simple vista, presenta nueve puntas de diamantes en la parte superior. Su primera dueña fue Sofía de Nassau, reina consorte de Óscar II. Tras su muerte, la tiara pasó a su hijo, el rey Gustavo V, aunque su esposa, la reina Victoria, nunca la utilizó, y terminó en manos de su nuera, la reina Luisa de Suecia (Lady Louise Mountbatten), segunda esposa del abuelo del actual rey Carlos Gustavo.

Hoy en día, la pieza es usada principalmente por la reina Silvia, aunque también la han lucido varias hermanas del rey y la fallecida princesa Lilian. De hecho, Brígida de Suecia protagonizó un momento memorable con esta tiara en la boda de su sobrina, la princesa heredera Victoria, en 2010, al colocarla sobre la frente, igual que hacía la mencionada reina Luisa.

En cuanto a los pendientes, Silvia optó por el par conocido como los pendientes Karl Johan, en honor al primer representante de la actual dinastía reinante, los Bernadotte. Jean Baptiste Bernadotte, uno de los generales de confianza de Napoleón antes de ser elegido rey de Suecia, adoptó el nombre de Karl XIV Johan al subir al trono en 1818.

Estos pendientes de diamantes datan de su reinado (1818-1844) y están formados por tres brillantes superpuestos, de los que cuelga un gran colgante en forma de pera. Once brillantes adicionales enmarcan la parte central del colgante, que consiste en un gran diamante pera rodeado por un fino borde de pequeños diamantes.

Completó el conjunto con un collar de diamantes redondos del que pende el gran colgante Vasa, uno de los más valiosos para la familia, y remató el escote con el histórico broche brasileño, legado a la reina Josefina de Suecia por su hermana Amalia de Leuchtenberg, emperatriz de Brasil como segunda esposa de Pedro I.

Otro guiño al vestidor materno en los Nobel de 2018

Puede que lo hayas olvidado, pero hace tan solo siete años la princesa Victoria ya había recurrido a esta misma fórmula en los Nobel de 2018. Entonces rebuscó en el armario de su madre para rescatar un vestido de organza y chiffon con escote palabra de honor, confeccionado en tres grandes bloques de color (rosa, verde y gris) por Nina Ricci para la ceremonia de entrega de 1995. En aquella época, la primogénita acababa de alcanzar la mayoría de edad y su presencia en este evento aún no era habitual; no fue hasta dos años más tarde, con 20, cuando deslumbró con el célebre vestido azul de cuello alto que inspiró uno de los looks icónicos de Anne Hathaway en Princesa por sorpresa.

Regresa la tiara Fringe

Al igual que el año anterior, en la edición de 2024 Victoria de Suecia coronó su peinado con la tiara Fringe (o de Baden), una diadema compuesta por 47 diamantes que evocan rayos de sol. Esta joya perteneció a Victoria de Baden, que la recibió como regalo de boda por parte de sus padres, los grandes duques de Baden, y hoy sigue siendo una de las piezas más espectaculares del joyero real sueco.

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