El clan Flores emociona en el Festival de San Sebastián con su homenaje catártico a Antonio

Alba Flores, que tenía ocho años cuando perdió a su padre en 1995, ha querido reunir “cada una de las piezas de su vida y de su muerte para tener un retrato más completo”.

La palabra catarsis ha sido la más repetida esta mañana durante la presentación de Flores para Antonio, el documental con el que Alba Flores rinde homenaje a su padre, el músico Antonio Flores. La película, dirigida por Elena Molina e Isaki Lacuesta, forma parte de las Proyecciones Especiales de la Sección Oficial del Festival de San Sebastián y está protagonizada por la propia Alba —también productora creativa— junto a varios miembros del clan Flores, descendientes de la inolvidable Lola Flores.

Un estreno familiar y cargado de emoción

Lolita y Rosario Flores, hijas de La Faraona, posaron en el photocall junto a su sobrina y los directores antes del estreno, al que se sumaron otros familiares como Ana Villa —expareja de Antonio Flores—, además de los primos Elena y Guillermo Furiase, entre otros.

El documental, que combina las canciones de Antonio con abundante material de archivo —fotografías, dibujos, maquetas y grabaciones—, tiene a Alba como eje narrativo. A través de sus reflexiones, la actriz aborda temas como el duelo, el peso del apellido, la herencia artística y el miedo escénico que ha sentido a lo largo de su carrera. También intervienen artistas y amigos de la familia como Ariel Rot, Joaquín Sabina, Antonio Carmona o Sílvia Pérez Cruz.

Una búsqueda personal

El proyecto nació inicialmente como un documental en tercera persona que usara las canciones de Antonio para reconstruir su vida. Sin embargo, los directores descubrieron pronto que la familia Flores apenas había hablado de su pérdida “por miedo a reabrir heridas”. Fue entonces cuando propusieron a Alba protagonizar “la película de una hija buscando a su padre”.

“Ella aceptó con valentía y generosidad, lo que hizo que el resultado fuera mucho más real, aunque también un trabajo muy duro, profundamente catártico”, explicó Isaki Lacuesta, quien definió a la familia como “kamikazes de la inteligencia emocional”.

Para la codirectora Elena Molina, el reto era conseguir que la historia trascendiera lo íntimo:

“Queríamos que la película fuera universal, porque todas las familias tienen silencios, conversaciones pendientes y ausencias que duelen. No debía hacerse desde el dolor, sino desde la celebración”.

El legado de un padre, el viaje de una hija

Alba Flores confesó que este proyecto ha marcado “un antes y un después” en su vida.

“Nunca había hecho algo tan importante y significativo, ni para mi familia ni para mí. Esta película busca aliviar el dolor y revitalizar la historia de mi padre, pero también procesar el trauma de perderlo tan repentinamente. Espero que sirva también a otras personas, no solo a nosotros”.

La actriz, que tenía ocho años cuando Antonio falleció en mayo de 1995, explica que su intención fue “unir cada pieza de su vida y de su muerte para tener un retrato más completo”. Lo ha hecho, dice, “con las herramientas del arte, que es el valor supremo de mi familia”.

“La película me ha permitido redescubrir a mi padre y también que mis primos más jóvenes, que apenas lo conocieron, puedan acercarse a él como artista y como persona”, añadió emocionada.

Alba concluye con una reflexión que resume el espíritu del documental:

“Como dice mi prima en la película, siempre tuve yo la llave. Siento que era algo que debía hacer y que ya he hecho, y eso me da mucha paz. He conquistado la libertad de pensar que ahora todo es posible. Me da vértigo, pero es una incertidumbre bonita. Me siento llena de confianza en la vida”.

El clan Flores emociona en el Festival de San Sebastián con su homenaje catártico a Antonio
«Después de conocerla, ni siquiera miro a otras mujeres». La joven esposa de Pierre Richard.