Dennis Avner, más conocido como Stalking Cat («Gato al acecho»), es uno de los ejemplos más famosos de modificación corporal extrema de la historia. Avner era un hombre común, sirvió en la Marina de los Estados Unidos. El punto de inflexión llegó a mediados de la década de 1980, cuando empezó a cambiar su apariencia. Naturalmente, tuvo que dejar su carrera militar. Dennis lo modificó todo: la forma de la cabeza, las orejas, la nariz, incluso se implantó bigotes de titanio en el rostro. Por supuesto, nada de esto le llevó a algo bueno: la vida de Stalking Cat terminó de forma trágica.

Su vida empezó de forma corriente
Dennis Avner nació el 27 de agosto de 1958 en la ciudad de Flint, Míchigan. Su infancia transcurrió en el seno de una familia acomodada y estable. Tras mudarse a otro estado, conoció la cultura de los pueblos originarios de Estados Unidos, que le fascinó profundamente. Las antiguas tradiciones y creencias de las tribus se convirtieron en una de sus grandes pasiones.
Paralelamente, desde muy joven Avner se interesó por la técnica y las nuevas tecnologías. Al terminar el instituto, se alistó en la Marina de los EE. UU. Dennis no abandonó su interés por la cultura nativa americana y, en particular, se sintió muy atraído por la idea de los tótems. Le obsesionaban sobre todo los grandes felinos: tigres, pumas, panteras. En su fuerza, su gracia y su independencia veía algo afín a su propia alma. Y en cierto momento, esa afición cruzó todas las fronteras.
Modificaciones aterradoras
Dennis no solo admiraba a los depredadores: se convenció de que él mismo podía convertirse en uno de ellos. No en sentido figurado, sino en el más literal. Quiso no solo imitar, sino transformarse físicamente en un tigre. De un chico normal fue convirtiéndose, paso a paso, en un ser que no se parecía ni a un ser humano ni a un animal.

A los 23 años, Dennis inició sus cambios. Primero se hizo tatuajes en forma de rayas de tigre. El siguiente paso fueron las operaciones. Empezó por modificar labios y nariz para que recordaran más a los de un felino. Luego añadió implantes en el arco superciliar, lo que cambió la forma de su cara. Sus orejas fueron alargadas y afiladas de manera deliberada.
Pero las transformaciones más radicales afectaron a sus dientes. Dennis se quitó las piezas originales y se colocó prótesis que imitaban colmillos de depredador. Para ello tuvo que volver a intervenir sus labios.
Los cirujanos empezaron a negarse
Con el tiempo, su aspecto se volvió completamente irreconocible. Todo su rostro y cuerpo quedaron cubiertos de tatuajes, y los rasgos faciales cambiaron por completo. Cada procedimiento era doloroso y arriesgado, pero Dennis aseguraba que el resultado valía la pena. El hombre adoptó el seudónimo de «Stalking Cat». Este veterano de la Marina de EE. UU. llevaba siempre una cola artificial y lentillas especiales que imitaban los ojos de un tigre.

En cierto momento, los cirujanos comenzaron a negarse legalmente a operarlo. El personal médico no tiene derecho a desfigurar intencionadamente la apariencia de una persona, aunque ella misma lo pida. Por eso, Avner viajaba a Phoenix, Arizona, donde el «cirujano-artista» Steve Haworth realizaba esos dolorosos procedimientos. Lo más impactante es que muchas intervenciones se hacían sin anestesia adecuada: según las leyes estadounidenses, solo médicos con licencia pueden aplicar anestesia, y Haworth no la tenía. Cada cambio le costaba a Dennis un nivel de sufrimiento enorme.
Se convirtió en el “freak” más famoso
Dennis se hizo conocido rápidamente. La gente entendía que algo no iba bien con él, pero eso solo aumentaba la curiosidad. Lo invitaban a programas de televisión como una rareza, y durante un tiempo se convirtió en un auténtico “freak” mediático. Incluso apareció en el programa de Larry King. Pedía honorarios altos por sus apariciones, y todo lo que ganaba lo invertía de inmediato en nuevas modificaciones.
Avner fue inscrito oficialmente en el Libro Guinness de los Récords como «la persona con mayor número de modificaciones corporales para parecerse a un animal». «Esto es lo que siempre quise hacer. Lo que siempre tuve que hacer… pero encontrar a alguien capaz de hacerlo fue otra historia», decía el “Gato” sobre su obsesión.

No pudo con sus propias convicciones
Paradójicamente, el hombre-gato no era un solitario en el sentido habitual. Eso sí, las relaciones que consiguió construir fueron tan peculiares como su aspecto. A los 47 años encontró algo parecido a una familia, cuando se mudó a vivir con un matrimonio: Tess Calhoun y su esposo.

El trío creó su propio pequeño mundo en una isla donde se reunían distintas personas creativas. Juntos impulsaban activamente la comunidad “furry”, organizando encuentros temáticos.
Stalking Cat quería ser un símbolo, un defensor del derecho a ser uno mismo, contra cualquier estándar. Con su apariencia “monstruosa” a ojos de la sociedad, parecía gritar: «¡Mirad! ¡Podéis ser como queráis!». Pero la amarga ironía es que, al parecer, él mismo no logró sobrellevar la soledad, el dolor y el rechazo que se convirtieron en el precio de su transformación. En 2012, Dennis Avner, de 54 años, fue hallado muerto en su garaje. La causa oficial de la muerte se calificó como suicidio.

