La asombrosa biografía de Pato Sekou, padre de unos doscientos cincuenta hijos

Pato Seco es el seudónimo del conocido por muchos brasileños Roku José Florenzo. Nació esclavo, y todas las penurias de la vida esclava le eran familiares desde la infancia. Del resto de esclavos, Pato destacaba por su fuerza física desmesurada y su belleza masculina, ya que, tras otra reventa, el nuevo dueño le dio un trabajo inusual: preñar esclavas. Pato Sekou se veía obligado a hacerlo mecánicamente, sin sentimientos ni emociones hacia las esclavas. Para mantenerse en buena forma, Pato estaba bien alimentado y no se ocupaba de otros trabajos; además de preñar, sólo se dedicaba a pasear y cuidar de los caballos.

El esclavo no obtuvo la libertad hasta los cuarenta años. Su asombrosa biografía es lo que queremos contar en este artículo.

Pato nació en 1828, en Soracoba, al sur de Brasil. Después de diez años fue enviado al mercado de esclavos y allí fue cuidado por uno de los grandes terratenientes.

Al tener unos datos físicos excepcionales, Pato se convirtió al cabo de unos años en el impregnador de esclavos para su amo. El esclavo no tenía derecho a fundar una familia, su principal deber era mantener relaciones sexuales regulares con las esclavas.

El amo calculador tenía así garantizada una descendencia fuerte y sana de las esclavas y podía mantener fácilmente el número de sus esclavas en el nivel adecuado. Los niños nacidos de Pato podían realizar los trabajos físicos más duros.

Según una estimación aproximada, Pato Secu dio a luz a unos doscientos cincuenta niños que también se convirtieron en esclavos. Los que no se ajustaban a las «normas» eran vendidos en el mercado de esclavos.

Roku se mantenía en condiciones bastante cómodas, en comparación con otros esclavos, y por el cumplimiento incondicional de su trabajo el amo le permitía lo que estaba prohibido para los demás: el esclavo viajaba a la ciudad por su cuenta, entregaba y recibía allí el correo y, además, vivía en una habitación separada en los establos, donde se ocupaba de los caballos.

Varios intentos de escapar de una vida tan «feliz» fueron infructuosos. Roku era muy conocido en el barrio, y debido a sus dos metros de altura era sencillamente imposible esconderse, el esclavo era atrapado y obligado a hacer lo que hacía antes.

Además de sus fugas, Roku organizaba las de otros esclavos. Era un hombre muy respetado en su entorno, y constantemente se le pedía ayuda y que resolviera las disputas y conflictos que surgían.

Roku ayudó a escapar a un gran número de esclavos. Los fugitivos se organizaban en pueblos libres llamados «silimbo», verdaderas fortalezas de libertad y fortaleza.

Tras la abolición de la esclavitud en Brasil, a finales de los años ochenta del siglo XIX, Pato quedó libre, y su antiguo amo llegó a asignarle una parcela bastante grande de sus propiedades. Allí Pato estableció una granja de caña de azúcar. El trabajo era duro y daba muy pocos ingresos, pero era independiente y libre.

Tras años de autoabuso, Pato trabajó para sí mismo, administrando su tiempo. Se casó con una chica a la que conocía desde hacía tiempo, pues se habían conocido durante uno de sus viajes para recoger el correo. Su mujer le dio nueve hijos, era muy respetado en el barrio y, el día de su 130 cumpleaños, se reunieron tantos invitados que hubo que poner la mesa en el suelo.

Por desgracia, seis meses después del aniversario con Pato tuvo un accidente, contrajo el tétanos al pisar un clavo oxidado y falleció.

Pato vivió una vida larga y complicada, consiguió soportar la esclavitud, estableció su propio negocio y dejó numerosa descendencia. Miles de personas que le conocían y respetaban se despidieron de él.