Una camarera atendió a un indigente sin saber que se iba a llevar una sorpresa

Todo el mundo sabe que a las personas sin hogar no se las trata bien en los lugares públicos. O se les evita, o si se trata de cafés o tiendas se les echa a patadas. Pero en esos momentos vale la pena recordar que son personas como todos nosotros. Y, por cierto, muy a menudo bajo la ropa sucia puede que no sea exactamente por quien lo tomas.

Por ejemplo, Marina es una camarera normal y corriente. Trabaja en una cafetería normal y corriente. Aquí la gente es diferente, desde familias con niños los fines de semana hasta conductores solitarios. Un buen domingo por la tarde entró un hombre muy diferente a los demás. Su ropa era vieja y sucia, y no estaba fresco. Quiso pedir, pero ninguno de los camareros se le acercó. Así que Marina no tardó en acercarse y tomarle el pedido.

Entonces el encargado la llamó y la regañó, advirtiéndole que si no cerraba la cuenta, se la descontarían de su sueldo. Cuál fue la sorpresa de Marina. Cuando el hombre no solo cerró la cuenta por completo, sino que le dejó una propina de 5.000 euros.

Más tarde resultó ser un cheque del dueño del café. Quería comprobar si su personal era lo bastante amable con los visitantes. El vagabundo era muy amigo suyo.

Por cierto, al final despidieron a ese gerente y pusieron en su lugar a Marina, que seguirá de buena fe todo el trabajo del personal.

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